La Fed y el BCE se inclinan por una tregua en las subidas de tipos hasta ver el resultado de la escalada
Tanto la Reserva Federal de Estados Unidos como el Banco Central Europeo se inclinan ahora por establecer una tregua en las subidas de tipos de interés a la espera de comprobar los efectos que ha tenido la política monetaria implacable que han impuesto desde mediados de 2022 hasta la fecha, según fuentes solventes consultadas por OKDIARIO. La Fed ha elevado el precio del dinero un cuarto de punto hasta el 4,75%, y el BCE lo aumentó en su reunión de la semana anterior medio punto, hasta el 3,5%. Pero los mensajes de los principales responsables de ambas instituciones han estado animados por la moderación. El presidente de la Fed, Jerome Powell, sugirió que estaban pensando en parar, aunque siguen dispuestos a hacer todo lo posible para controlar la inflación y reconducirla hasta una senda del 2% si los datos no son contundentes. De hecho, los analistas esperan que los tipos se quedarán anclados en el 5% como máximo, un cuarto de punto por encima del nivel actual.
La presidenta del BCE, Christine Lagarde, ha declarado estos días que «ni se compromete a seguir subiendo los tipos de interés ni renuncia a continuar elevándolos si es necesario para detener la espiral inflacionista». Lagarde destacó en una conferencia con los observadores del BCE en Fráncfort que «con la elevada incertidumbre es aún más importante que el ritmo de los movimientos de los tipos de interés dependa de los datos». «Esto significa, ex ante, que ni estamos comprometidos a subir más, ni hemos terminado con los incrementos de los tipos de interés», ha apuntado la presidenta del BCE. «De hecho, como expliqué la semana pasada, si el escenario base en nuestras proyecciones más recientes se confirma, todavía tenemos terreno que recorrer para asegurar que las presiones inflacionistas se reducen», incidió Lagarde en su discurso.
Los motivos de esta previsible declaración de tregua son diversos. El más importante es que la transmisión de la política monetaria a la economía real se produce con un cierto retraso, por lo que es conveniente esperar hasta comprobar los efectos reales sobre la demanda. Por otra parte, las subidas de tipos se están traduciendo ya, y lo harán más en el futuro, en una contracción del crédito que ofrecen las entidades financieras, y este hecho refuerza los resultados de la política monetaria. «La contracción del crédito incluso tiene mayor potencia disuasoria que una subida de tipos de interés; tendrá un impacto claro en la actividad económica y ayudará a rebajar con más rapidez la inflación. Las entidades van a pedir muchas más garantías a los clientes que solicitan préstamos y se va a cortar el grifo», según las fuentes consultadas.
Para comprobar los efectos de las medidas adoptadas hasta la fecha, basta con ver la evolución de la llamada M3, que mide la cantidad de dinero en circulación, y que desde la prolongación de las subidas de tipos de interés se redujo un 3,9% en Estados Unidos en términos anualizados en el último trimestre de 2022. En Europa, en cambio, ésta sigue todavía, en relación con el PIB, por encima de los niveles de la pandemia, pero es previsible que se vaya reduciendo a medida que surta efecto el recorte de 15.000 millones al mes en la tenencia de bonos públicos por parte del BCE, que se extenderá en principio de marzo a junio, pero se acabará prolongando hasta recortar su cartera un 30% a final de año, corrigiendo el voluminoso balance de la institución con sede en Fráncfort.
Las turbulencias financieras tanto en EEUU, como consecuencia de la caída del Silicon Valley Bank, como en Europa, tras el desplome de Credit Suisse y su compra por UBS por 3.000 millones, parecen haberse disipado tras la rápida actuación de la Reserva Federal ofreciendo liquidez sin límites a aquellas entidades que atraviesen por problemas, a fin de que no sea vean obligadas a vender su cartera de bonos públicos incurriendo en cuantiosas pérdidas. Y en Europa las aguas parecen bastante más calmadas, pues el BCE ha vuelto a recordar que tiene su ventana de liquidez abierta y a disposición a aquellas entidades que estén en apuros. En todo caso, los analistas consultados recuerdan que «no hay nada peor para la estabilidad financiera que una inflación elevada y que, por tanto, una eventual crisis bancaria, sobre todo de una dimensión limitada como la que se ha producido estos días, no puede forzar a la autoridad monetaria a cejar en su lucha contra el crecimiento desordenado de los precios».